CENTRO DE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

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domingo, 25 de mayo de 2014

Miedos y Ansiedades

En parte estos sentimientos y emo-
ciones son causados por la presencia de lo desconocido;
el otro, máxime si es del sexo «opuesto», siempre es algo
nuevo y no sabemos qué ocurrirá entre la otra persona y
nosotros. Pero también se funda en:
— El temor individual, base de todos los temores co-
lectivos.
— El temor común de todos.
— El temor de las instituciones sociales.
Veamos. Al permitir el sexo «libre» se considera que
ese individuo es capaz de actuar y decidir por sí mismo,
que es persona, que va a tener una relación personal con
otro individuo y que ésta no irá en contra de nadie ni
destruirá nada; por el contrario, se va a enriquecer y esto
es bueno para todos. Pero nuestra sociedad no cree en
nada de esto y demuestra día a día todo lo contrario.
Indivídualmente. sabemos y sentimos que el sexo es
algo profundo, que brota de lo más hondo de nuestro ser,
que puede escapar a nuestro dominio, nos puede hacer
«perder la cabeza» e incluso que actuemos contra las
convenciones sociales. En realidad, es el temor a nues-
tras posibilidades, a nuestra libertad.
Los prejuicios contra el sexo ‘son una faceta más de la
represión y del temor a la libertad del individuo. ¿Quié-
nes reprimirán con más fuerza las manifestaciones sexua-
les? Quienes repriman con más fuerza la libertad del
hombre. En las épocas en que resplandecía la libertad
humana, han florecido las artes, la cultura en general y se
han permitido socialmente numerosas manifestaciones
sexuales. Recordemos, por ejemplo, la Grecia clásica,
con su ciencia, su filosofía, su arte, sus desnudos; su pe-
derastía, sus homosexuales; se permitía la expansión
humana en todo sentido, sin miedo a la libertad.
Audacia en el sexo
Por todo lo dicho anteriormente, para liberarse de todo
cuanto hemos dicho y ser capaz de vivir el sexo plena-
mente, hace falta ser audaz y tener imaginación. Para
ello necesitaremos:
— Deshacemos de nuestros prejuicios. Pero éstos se
encuentran muy arraigados en nuestro interior, por lo
que es necesaria una doble labor: por una parte cambiar
nuestra mentalidad, lo que se puede hacer mediante la
reflexión, lecturas y conversaciones sobre estos temas;
por otro lado, actuando. Si practicamos el sexo audaz
nos daremos cuenta de que las ideas que teníamos eran
ínfundadas, de que los peligros que creíamos que nos
amenazaban en realidad no existen y que todo es más
natural y normal de lo que pensábamos. Quien pretenda
cambiar sus ideas y prejuicios sexuales exclusivamente
con su mente, difícilmente lo conseguirá, puesto que es-
tán muy profundamente arraigados.
—— Confiar en nosotros mismos, en nuestras posibili-
dades a desarrollar, en nuestra bondad y capacidad para
dirigir nuestras vidas sin que nadie tenga que estar detrás
con un látigo. De esta manera desaparecería el temor a
nuestra libertad y a la libertad del compañero. Para ad-
quirir esta confianza es necesaria la seguridad en uno
mismo, esa seguridad ontológica de la que hablaba Ro-
nald Laing en El yo dividido. La persona segura confía en
sí misma y puede salir al encuentro de los demás para
establecer relaciones de todo tipo, incluidas las sexuales,
sin que esto le destruya.
— Prescindir de la sociedad, ya que hoy se muestra
en general contraria a casi todas las libertades sexuales.
— Audacia. Con esto nos referimos al valor, a la osa-
día, al atrevimiento. No podremos superar los prejuicios
sin este valor. Todo lo que signifique romper con los
moldes establecidos, con «lo de siempre», requiere per-
sonas atrevidas y activas. En el tema que nos ocupa esto
es fundamental si queremos tener contactos sexuales dis-
tintos de los «normales» o frecuentes, ya que la relación
es cosa de dos personas y quizás una de ellas necesite
un pequeño «empujoncito» para decidirse a vivir el sexo
audaz.
— Experimentar. Es importante informarse por medio
de  lecturas y conversaciones, pero lo fundamental es la
experimentación. Probar una técnica y otra, distintas
maneras de la relación. Después de haber experimentado
multitud de ellas, veremos cuál nos gusta más a nosotros
y a nuestra pareja. Todas las personas, según sus carac-
terísticas —modo de ser, sensibilidad de sus zonas eró-
genas, hábitos anteriores——- tienen más satisfacción con
unas técnicas que con otras. Alguien puede tener una
gran sensibilidad en sus manos, otra persona es muy sen-
sible en sus labios, una mujer puede necesitar una mí-
nima estimulación váginal para excitarse, aquel hombre
es más brusco, este es delicado. Se debe descubrir qué le
gusta más a nuestra pareja y a nosotros mismos, para lo
que se requiere la experimentación; cuanto más se
pruebe, mejor. La actitud de rechazar una determinad
técnica sin haberla experimentado antes es cortar una
posibilidad sin razones suficientes; una vez que la haya-
mos experimentado, podremos decir sí realmente nos
gusta o no y, en el último caso desecharla.
-- Practicar. Una determinada manera de relación se-
xual puede no gustarnos o gustarmos poco las primeras
veces, pero a través de su práctica nos puede resultar
más placentera de lo que suponíamos. En general, todos
los modos de relación sexual necesitan un período de
 aprendizaje y práctica. Incluso el coito vaginal es reali-
Zado con más satisfacción para ambos después de
algún tiempo de relaciones, por ejemplo un año.
La ventaja de la práctica es que al ser más expertos
atenderemos mas al placer y a la satisfacción
que se obtiene de cada postura y sabremos proporcionár-
selo mejor al compañero. Por ejemplo, si es la primera
vez que una pareja hace la felación, ninguno de los dos
sabe qué va a satisfacer más al hombre: si le gustará la
presión suave o el frote vigoroso, si el contacto con los
dientes en un determinado momento le gustará o no;
cuando se hace el cunnilingus por primera vez, es posible
que el hombre no sepa encontrar el clítoris o no sepa si la
compañera prefiere el contacto con éste desde el principio
o la estimulación manual antes, si quiere la penetración
del pene y sólo gusta del cunnilingus como prelimi-
nar del coito.
Todo esto lo permite saber la práctica. Cuando se ín-
tenta una postura o técnica nueva np se puede abando-
narla hasta haberla repetido y realizado adecuadamente,
sabiendo entonces lo que puede dar de sí tal modalidad.
En lo que se refiere al sexo anal, las primeras veces que
la pareja lo practique apenas les será placentero e incluso
puede llegar a producir dolor, pero cuando la mujer
aprende a relajarse y el hombre a comenzar con la nece-
saria suavidad y del modo que a su compañera más le
agrade, entonces se convierte en una modalidad que
puede ser muy agradable en cualquier momento, y sobre
todo cuando, por determinadas circunstancias, es la más
útil y adecuada.
El sexo requiere un a rendizaje. Esto se hará con el
tiempo,n siempre que los dos estén ilusionados y deseosos
de dar satisfacción mutua.
Condiciones para los juegos audaces.
Creemos que la condición para que estas relaciones
agraden a ambos y se repitan cada vez con más ilusión es
únicamente la siguiente: el respeto al otro, de la que se
deriva otra: no ser egoísta. Esto es fundamental. Una
relación sexual en la que uno de los dos está sufriendo,
no merece llamarse relación. No se puede admitir que
uno esté molesto para que el otro goce. Esto era muy
frecuente en el coito realizado con una actitud sexonega-
tiva: la mujer «aguantaba» y soportaba al hombre mien-
tras éste se «desfogaba». Hay momentos en que el sexo
se puede centrar en el hombre, otros en la mujer, pero
siempre deben tenerse en cuenta a ambos. Aquellas per-
sonas que sufren sin decirlo «para que él o ella se en-
cuentren mejor», en realidad están perjudicándose, ya
que inconscientemente se crea una resistencia interior a
repetir ese acto que nos hace sentir molestos o sufrir,
con lo que la relación se volverá cada vez más distante.

1 comentario:

  1. Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, me llamo Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor entorno, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128

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