CENTRO DE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

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jueves, 22 de mayo de 2014

LOS SENTIDOS Y EL SEXO

Según Kinsey, todo el cuerpo tiene capacidad
erógena, que se manifiesta a través del sistema nervioso.
El cerebro recibe los impulsos de los órganos sensoriales
y tanto aquél como éstos son imprescindibles para las
sensaciones sexuales. Si desconectamos el cerebro de los
órganos genitales —como ocurre cuando hay una sección
total de las médula espinal- comprobaremos cómo queda
anulada toda sensación de placer sexual, por muy bien
que funcionen dichos órganos. Y viceversa: el cerebro,
que por sí solo puede crear actividad sexual como ocurre
en los sueños y en las poluciones nocturnas, necesita de
los órganos genitales para poder manifestarla, si bien
puede prescindir de ellos para su sensación placentera.
El cerebro puede, incluso, anular psíquicamente un esti-
mulo físico’ producido en los genitales inhibiendo, por
ejemplo, su fantasía sexual para impedir así una eyacula-
ción precoz.
Los estímulos externos alcanzan los órganos sensoria-
les y en las terminaciones nerviosas de éstos se producen
luego unos impulsos bioeléctricos que recorren los ner-
vios hasta llegar a la médula o directamente al cerebro.
Cuando los estímulos sexuales son táctiles, alcanzan
las terminaciones nerviosas de la piel y producen los im-
pulsos bioeléctricos que recorrerán los nervios raquídeos
para llegar a la médula espinal -concretamente a la zona
lumbar cuando se estimula la piel de los genitales—; a
partir de aquí van por dos caminos: uno que llega direc-
tamente al cerebro para informar del estímulo y elaborar
respuestas psicofísicas complejas y otro que sale inme-
diatamente de la médula para producir, al llegar a la zona
estimulada, una respuesta inconsciente refleja y rápida.
Así, pues, el parapléjico (persona paralítica de la cintura
para abajo, por una sección medular o por otras causas)
generalmente consigue eyaculaciones, aunque no obtiene
placer de éstas.
Los estímulos sexuales no táctiles —vista, oído, olfato
y gusto- llegan directamente al cerebro produciendo
una respuesta en cualquier zona del cuerpo. Cuando se
añaden las percepciones táctiles a las no táctiles se pro-
duce un aumento en la percepción de todas. Así, por
ejemplo, en el sexo se incrementan el placer y la excita-
ción si además de tocar los seno, los estamos contem-
plando. Van der Velde (1926) recomienda mezclar en el
beso los sentidos del tacto, del gusto y del olfato.
No termina aquí el papel del sistema nervioso sino
que, gracias a una parte especializada del mismo —el sis-
tema nervioso autónomo o involuntario- conseguimos
obtener modificaciones adecuadas en nuestros genitales
para facilitar la realización del acto sexual, como puede
ser la lubricación de la vagina y del pene, además de mo-
dificaciones generales, como el aumento del pulso, del
ritmo respiratorio y otras.
La vista
Si no partimos de un primer estímulo sexual, no sería
fácil desencadenar el proceso de pensamientos sexuales
que nos llevarán seguidamente a la práctica. Esto es así
porque la vista predomina sobre los otros sentidos en
nuestro cerebro y permanece casi constantemente conec-
tada a nuestros actos, guiándolos.
Veamos lo que ocurre ante la visión de una imagen
erótica, como por ejemplo el caminar ondulante de una
joven: la luz y el color de esta imagen llegan a las termi-
nales nerviosas de la retina, las cuales se unen para for-
mar el nervio óptico a través del cual alcanzan la corteza
cerebral en su región occipital. Esta envía la información
a otras áreas especializadas del cerebro que realizan di-
versas misiones: evocar antiguas imágenes y situaciones
relacionadas con las actuales, almacenar la escena para,
a su vez, ser recordada ¡en un futuro, dar órdenes a los
músculos para que realicen movimientos como mover la
cabeza para seguir contemplando tan voluptuoso cami-
nar, relacionar esta imagen erótica con otros sentidos
para alertarlos —sentir su perfume, oír su taconeo—, in-
troducir el cuadro dentro de la vida psíquica superior
mediante el análisis moral y filosófico de la situación, do-
taria de contenido emocional —agrado, placer, interés,
pasión-— e instintivo.
Además, se realiza la activación genital mediante la
acción de los nervios periféricos llegados desde el cere-
bro a través de la médula espinal, tal como indicáramos
en el esquema anterior.
Estas imágenes eróticas se van grabando durante toda
nuestra vida y al repetirse ante nuestra vista, desencade-
nan casi inconscientemente y a gran velocidad una íntima
y vertiginosa serie de sensaciones eróticas que provoca-
rán irremediablemente el deseo sexual y, por tanto, el
ansia de su satisfacción.
El «voyeurismo» o «mironismo» no es sino el meca-
nismo habitual de todos los humanos para iniciarse en la
actividad sexual propiamente dicha, aunque hay seres a
quienes les resulta especialmente grata la prolongación
de esta etapa previa, llegando incluso en algunos casos
raros, a ser el único objeto sexual necesario para la satis-
facción: es a éstos a quienes se aplica el término «vo-
yeur» en sentido estricto.

El olfato
En toda la escala animal y durante la época de celo,
tiene gran importancia la atracción que experimenta la
pareja ante la olfación de unas hormonas sexuales —las
ferhormonas— pulverizadas en el ambiente y desprendi-
das fundamentalmente por el hombre. Esto no podría de-
jar de ocurrir en los hombres por el simple hecho de ha-
berse levantado y estar apoyados sobre dos patas, hazaña
que ha envanecido al hombre lo suficiente como para
pretender ignorar este vestigio ancestral.
De todos modos, la importancia que ocupa el olfato en
la vida moderna es extraordinaria; de ahí la enorme proli-
feración de la industria de perfumes, sobre todo femeni-
nos. Se pretende disimular y ocultar aquel olor que re-
cuerda los momentos más "animales" y más «naturales»
del hombre, en circunstancias ‘que aparentemente indican
una superación de nuestros orígenes. Es sabido que los
amantes que quieren ocultar su reciente actividad sexual
airean bien la habitación antes de que nadie pueda entrar,
con el fin de no ser descubiertos por el olor peculiar que
han dejado en ella.
Cuando alguien toma un alimento desagradable suele
experimentar náuseas de tan sólo volver a olerlo poste-
riormente. Lo, mismo ocurre con el sexo. Un olor nos
trae recuerdos eróticos, nos excita o nos impulsa a huir
de la persona que lo lleva.
El oído
De la misma manera que la vista, el oído puede recibir
frases, notas musicales y ruidos que desencadenan el
despertar sexual.
Muchas parejas necesitan esta «ayudita» a fin de ani-
mar el fragor sexual: unas palabras cariñosas al principio
y a veces, en plena excitación, incluso algunas palabras
groseras, jadeos, murrnullos o gritos, pueden tener efec-
tos insospechados en quienes las oigan. La habilidad y
sagacidad de un buen amante estaría en descubrir cuáles
son las adecuadas para su «oyente».

1 comentario:

  1. Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, me llamo Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor entorno, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128

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