CENTRO DE DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

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martes, 29 de junio de 2010

METAS RACIONALES VS IRRACIONALES

Se entiende la educación no solo como instrucción con predominio intelectual, sino como una integración del afecto, emoción y la actitud con lo cognitivo.

-- Peña K. Saúl


Inducido por el pensamiento de Peña K. Saúl, la educación, para la integración del ser humano requiere “no solo... instrucción con predominio intelectual, sino como una integración del afecto, emoción y la actitud con lo cognitivo”, dicho en otras palabras la integridad del ser humano requiere que la educación debe de instruir muchos aspectos de la vida humana, es decir, física, mental, emocional, intelectual, moral y formativa. Todos estos aspectos deben ser enseñados, interrelacionados y entrelazados formando los pilares de las personalidades de los alumnos.
En relación al capitulo anterior, es decir EDUCACIÓN ACTUAL: “colisión o educación”, en México... Jorge Derbez, destacado escritor en su introducción a la ¿LA EDUCACION O COLISION?, menciona que cada uno de nosotros reaccionamos según nuestros intereses, motivos y carácter y nuestra muy particular situación social: unos niegan simple y llanamente la gravedad de la crisis, creyendo que son los mismos problemas de siempre, exagerados por una prensa amarillista; otros, los más, si bien parecen admitir de palabra los hechos, recurren a la disociación ideó afectiva ,es decir, no las aceptan emocionalmente: son problemas del mundo y no de ellos, algo que no les concierne y sobre lo que nada pueden hacer o nada estarán dispuestos a hacer mientras no impidan, sino hagan simplemente molesto, el diario tránsito de la casa al trabajo, a la escuela, al supermercado y a la cinematógrafo más cercano, su único y pequeño mundo, práctica y emocionalmente separado del gran mundo de ajeno. Es la anestesia en la rutina, la diversión y el consumo. Otros más caen en la parálisis del nihilismo, en una profunda depresión y apatía de la que intentan salir periódicamente a través de orgías sensoriales o de ciega violencia a menudo buscando la autodestrucción final; en tanto, otros más recuren al expediente opuesto, de transmitir su pánico a los demás, anunciando gloriosamente la inminencia del apocalipsis. Se recurre, en fin, a la acusación de toda suerte de chivos expiatorios y a la cacería de brujas o, lo contrario, se confía ciegamente en que fuerzas ajenas, de superior benevolencia, vendrán a salvarnos en el momento preciso.
En mayor o menor medida, todos recurrimos a estos mecanismos de evasión y tranquilización de la conciencia, sin darnos cuenta de su carácter suicida. Pues con semejantes respuestas no logramos sino dos cosas, igualmente malas y peligrosas: por un lado, la parálisis progresiva de nuestro propio desarrollo, de nuestra razón y nuestra sensibilidad, nuestra imaginación y nuestra capacidad de acción creativa y transformadora de nosotros mismos y de nuestro mundo; en suma, nuestra capacidad de goce auténtico de la vida, cuya única fuente genuina es el propio crecimiento, el despliegue de nuestras potencias. Caemos así en un círculo vicioso cada vez más estrecho, más opresor, caemos en la muerte en vida: a mayor parálisis e impotencia, mayor evasión y viceversa. Por otro lado, aumentamos las posibilidades de que los cambios sociales, cambios que son tan necesarios cuanto inevitables, se produzcan de manera catastrófica, pues con nuestras conductas defensivas no hacemos sino aportar nuestro caudal a las fuerzas ciegas e irracionales de la sociedad que somos nosotros mismos, es decir aquellas fuerzas cuya eclosión catastrófica es precisamente la que debemos evitar.

En el 2006, en España, el filósofo Leonardo Polo, elaboró una extraordinaria obra sobre la filosofía de la educación. En esta obra, el enfocó su tema educativo, no solo desde punto de vista técnico que se incurra frecuentemente sino en el sentido de educar.

La concepción antropológica de la educación que el profesor Polo nos señala es que “el hombre es un ser que nace indigente y débil, lo que justifica con mayor razón la necesidad de educarse”. En ese respecto, su opinión coincide con la postura de Dewey: al afirmar que “la finalidad pedagógica es asistir al conocimiento humano”. (Énfasis es de mi parte)

No obstante, para llegar a este altura, es decir, “la finalidad del humano”, de la educación, debe enfocar, no solo a levantar el nivel académico y obteniendo resultado sino, más que todo como cultivar y obtener cosechas productivas; “frutos productivos” de los alumnos como seres humanos. Por lo tanto, la primera meta racional de la educación debe basarse en una educación “sintética” en varios campos diferentes.
Éste tipo de cultura humanista, es la que requerimos para nuestros alumnos e hijos. Ellos deben ser educados no solo por muchos de los padres o educadores, que con frecuencia carecen de dotes pedagógicas sino por los psicopedagogos especialmente doctos, preparados y enseñados que son capaces de tratar a sus discípulos de acuerdo con los más altos y modernas principios de la didáctica, la pedagogía y la psicología.

Cabe concluir que los alumnos deben desarrollar sus facultades físico, mental, moral, intelectual, y formativa simultáneamente y se acostumbren a una organización razonable de sus jornadas. Mientras que los alumnos adquieren los conocimientos adecuados, el sistema educativo debe también estimular las actividades sociales, y culturales, que en esta forma, pueden formar una identidad social.

Los individuo deben participar, formar organizaciones o asociaciones y talleres de periodismo, escritores, deportes, ciencias, industrias, agricultura, discusiones, foros, artes dramáticas- plásticas… que forman y exigen disciplina, una conducta responsable de sus individuos, y así se contribuye a formar una opinión publica activa en edad temprana.

El objetivo final es obtener un individuo civilizado, bien educado, consciente, que desarrolla su parte en el proceso de avance de la economía, social, cultural y política, con un punto de vista científico, humanista, consagrado a su nación y solidario con sus prójimos.

Para llegar a esta altura, obviamente, se toparan con muchos obstáculos heredados del sistema arcaico tradicional y los intereses de las clases dominantes que paralizan y obstaculizan el desarrollo.

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