Si bien cabe considerar el amor como una entidad
abstracta, y filosofar, acerca de la misma, cuando nos
acercamos al hombre y la mujer que se afanan por que-
rerse no encontrarnos si no dos cuerpos animados, o dos
existencias encarnadas, macho y hembra, uno frente y
junto al otro que se encuentran y se reconocen, se comu-
nican y se entienden sin otro instrumento que el lenguaje
de que disponen, lenguaje que va más allá de las palabras
y compromete hasta el más leve movimiento de losla-
bios. Es difícil el lenguaje del amor, desacostumbrado al
menos; no parecen suficientes las palabras para llegar
con el corazón allí donde deseamos.
En la estrecha convivencia de la vida de una pareja el
cuerpo dé uno y otro soporta el peso de la responsabili-
dad de entenderse. Por ello es fundamental comprender
dos aspectos:
a) Una buena educación meramente física entre los
dos será necesaria para una vida sexual satisfactoria.
b) Y lo que es más importante, el cuerpo es un ele-
mento comunicacional de primera importancia. Conti—
nuamente nos estamos confirmando o poniendo en duda
los afectos respectivos entre las personas (en la pareja la
inseguridad respecto del sentimiento amoroso del otro
puede ser un grave inconveniente). Y además es por lo
general el elemento que hace posible (por su encanto, por
su belleza, porque inspira confianza...) que surja el amor,
o el «enamoramiento» o por lo menos el interés por al-
guien, a lo que habrá de seguir otra experiencia emocio-
nal más profunda. Porque, como dice Ortega: «amar es
algo más grave y significativo que entusiasmarse con las
líneas de una cara y el color de una mejilla; es decidirse
por un cierto tipo de humanidad que simbólicamente va
anunciado en los detalles del rostro, de la voz y del
gusto».
El cuerpo es, por tanto, un baluarte que con más o
menos responsabilidad o importancia hace posible una
forma determinada de relación interpersonal, también en
la pareja, y también, por supuesto, en la erótica-
individual y colectiva.
En este sentido importa del cuerpo lo que de él resulta
expresivo: el rostro, las manos. lá cadencia de sus mo-
vimientos, mirada, voz... pero hay algo más y sobre ello
nos vamos a detener unos momentos: hemos vestido
nuestro cuerpo con una serie de vestimentas; que coad-
yuvan de forma importante a definir nuestra personali-
dad social (es decir, quién somos, cómo somos ante los
demás). Piénsese en el caso del militar, del sacerdote, del
médico en el hospital... su formal de vestir nos dice ya
algo respecto de esas personas. Con el traje ayudamos a
aclarar: sexo, edad, posición social... y otros rasgos de
carácter. Dentro de las vestimentas nos sentimos bas-
tante protegidos aunque no reparemos a menudo en ello.
Y si no pongámonos en el caso contrario: despojados de
nuestras vestimentas casi todo el mundo sentiría ver- .
güenza de estar así en público, como en inferioridad de
condiciones, más vulnerables.
Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, me llamo Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor entorno, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128..
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